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La Virgen del Carmen o Nuestra Señora del Carmen es la denominación de Santa María del Monte Carmelo, una de las advocaciones de la Virgen María. Esta advocación que celebramos cada 16 de julio procede de los monjes carmelitas y en especial de San Simón Stock (religioso inglés de la Orden del Carmelo, quien nació en el año 1165 en Aylesford, Reino Unido.
La tradición, establece que le fue dado el escapulario por la Virgen del Carmen; luego en 1247 fue elegido como el sexto general de los carmelitas, en el capítulo llevado a cabo en Aylesford, Kent, Inglaterra; y murió en Burdeos, Francia en el año 1265, quien un 16 de julio de 1251 tuvo una visión de la Virgen que le prometió concederle favores a quien llevara el escapulario con su imagen como muestra de cariño y devoción a la Madre de Dios.
El 19 de abril de 1901 se vinculó oficialmente a esta virgen como la patrona de los navegantes del mar y de la Marina de guerra española y, en julio del mismo año se declaró este día como festivo para la gente marinera. La adoración de la virgen le ha dado pie a que sea muy común el uso del nombre de la venerada como nombre propio.

El 16 de julio es un día importante para las gentes del mar y, especialmente, para los pescadores. Ese día se celebra el día de la Virgen del Carmen, nuestra Santa María del Monte Carmelo, en referencia al Monte Carmelo en Haifa (Israel).

Se trata de una celebración cuyo origen se remonta al tiempo de las cruzadas, momento en el que se constituye en Europa la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, y esta tradición se extendió rápidamente, tanto en la Vieja Europa como en el Nuevo Continente.

En prácticamente todas las ciudades y pueblos costeros de España se celebra el Día de la Virgen del Carmen y cada 16 de julio tiene lugar una fiesta en la que destacan las procesiones y las romerías marineras.

Oración para agradecer a la Virgen del Carmen

¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y toda nuestra vida, que queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo Escapulario, y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amén.

La Virgen del Carmen
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