La herradura de la suerte: protección y fortuna. Muchos amuletos son tan poderosos que pueden reconducir tu vida llevándola al camino de la buena fortuna. Es el caso de la herradura de la suerte. Este talismán, uno de los más antiguos que se conocen tiene una larga tradición como elemento protector. Pero también ayuda a resolver dudas y atrae la buena suerte.
Este amuleto cargado de simbolismo mágico y aplicaciones esotéricas se usa en casi todo el mundo, desde el Continente Americano al Cercano Oriente y desde la Antigua Grecia hasta la actualidad. Es muy común encontrar las herraduras colgando de los marcos de las puertas para alejar la negatividad.
También en los dinteles de entrada de las viviendas e incluso puertas construidas en forma de herradura tanto en Oriente como en Occidente. En Turquía, la herradura forma parte del ojo turco o nazar que protege de la mala suerte.
En la Antigüedad se creía que el auténtico valor de la herradura de la suerte era el hierro de la que estaba hecha. El hierro es capaz de doblegar al fuego, otro elemento mágico. Y es que se necesita mucha temperatura para fundirlo y moldearlo. Además con él se fabricaban herramientas para la labranza y armas para la defensa con lo que contribuía a la alimentación y protección de la gente.
Puedes comprar tú mismo la herradura de la suerte pero será mucho más eficaz si te la regalan o si te la encuentras. Cuanto más vieja sea más atraerá la fortuna. Las mejores son las que además tienen restos del animal al que pertenecían.
Un poco de historia
El uso de herraduras como amuleto se remonta a la Antigua Grecia. Los griegos creían que servía para ahuyentar a los malos espíritus y las enfermedades. En Roma creían que tenía poderes mágicos por su forma de media luna, símbolo de la diosa Diana. Por ello, se colocaban en las puertas de la casas para ahuyentar enfermedades y malos augurios. Se colgaban hacia arriba para que la negatividad se quedara atrapada en el semicírculo de la herradura.
En la Edad Media se creía que las brujas le tenían miedo a los caballos y sus herraduras. Por eso se ponían sobre las puertas de las casas para que las brujas no entraran y en las tapas de los ataúdes para que no salieran. Fue en el siglo X cuando la herradura de la suerte se hizo más popular de la mano del arzobispo inglés San Dustán, famoso por su lucha contra el mal.
Todo empezó cuando a San Dunstan se le apareció una criatura, medio hombre, medio bestia, que le pidió que lo llevara a un herrero para que le pusiera una herradura. Pero San Dustán pensando que podía ser el Diablo le colocó la herradura de tal forma que le impidiera caminar. La criatura terminó por implorarle que se la quitara. Desde entonces empezaron a ponerse herraduras en las entradas de las casas para evitar que el diablo entrara.
En muchas representaciones de la Virgen María, esta aparece de pie sobre una media luna o envuelta en un halo con la misma forma. Por eso, para invocar su protección se lleva una herradura como amuleto ya que su forma recuerda a esa media luna.
Cómo usar la herradura de la suerte
Las herraduras de la suerte se suelen colocar en la entrada de las casas. En el marco de la puerta o colgada del dintel de la entrada. Su forma de luna creciente y su función de imán atraen fortuna, y también su vínculo con el caballo, un animal con una carga mágica y símbolo de fuerza y vitalidad. La herradura que cuelga de las puertas elimina el mal de ojo y destruye el aura negativa de los visitantes que cruzan el umbral.
La herradura sobre la entrada
En muchos países, el uso de este objeto está muy extendido, de hecho, es fácil encontrarlo en muchos hogares. Es costumbre regalarla a quienes acaban de comprar una casa para que expulse el mal de ojo y atraiga la buena fortuna. Hay que colocarla sobre el dintel de la puerta principal por la parte de dentro. La herradura de la suerte puede colocarse en diferentes posiciones. Cada orientación tiene una función diferente. Si la colocas con las puntas hacia arriba, protegerás tu hogar y alejarás el mal. Si la colocas hacia abajo, dará buena suerte al que pase por debajo. No solo los habitantes de la casa tendrán suerte sino todo el que entre o salga. También puede colocarse con las puntas en horizontal, como formando una C. de esta manera estarás invocando la protección de Cristo.
Para fijar la herradura de la suerte debes usar un número de clavos impar, mejor si son siete. Aunque algunos expertos opinan que cuantos más clavos pongas más suerte atraerás. Antes de colgarla, sostenla entre las manos y visualiza cómo llega la suerte a tu casa y el mal se aleja.
La herradura como amuleto
Si no quieres colgar una herradura sobre la puerta o prefieres llevarla contigo en todo momento puedes llevarla en un colgante, en un tatuaje o en un llavero, por ejemplo. En estos casos la herradura actuará como un amuleto. No son las únicas formas de llevarla, también la puedes poner en una pulsera o en un anillo. Últimamente se ha puesto de moda los tatuajes de herradura. Es un tatuaje clásico al más puro estilo rockabilly o retro. La ventaja que tiene es que puedes darle los matices que quieras y decorarlo a tu gusto. Así llevarás siempre este amuleto de la suerte.
Una opción es usar la herradura tal cual, sin colgarla sobre la entrada ni en una joya. Por ejemplo, si necesitas dormir pon la herradura con las puntas hacia arriba dentro de un tarro de cristal con los pétalos de tres rosas. Deja el tarro abierto cuando te vayas a dormir y ciérralo por la mañana. También puedes colocarla, con las puntas hacia arriba, al lado de la foto de la persona a la que quieras que le sonría la suerte. De esta manera tendrá asegurada vitalidad y energía.